La promesa incumplida de las tecnologías educativas: el profesorado identifica obstáculos y llama a consultar a la profesión  

La promesa incumplida de las tecnologías educativas: el profesorado identifica obstáculos y llama a consultar a la profesión  

Con ocasión del Día Internacional de la Educación, el profesorado ha planteado sus preocupaciones por el incremento en el uso de las tecnologías en el sector, que ha exacerbado las desigualdades existentes y amenaza con socavar el derecho universal a una educación de calidad. Los sindicatos de la educación hacen un llamamiento a que se consulte a la profesión en relación con la introducción y la evaluación de las tecnologías educativas.

La primera ola de la pandemia de COVID-19 supuso la rápida implantación de nuevas tecnologías en nuestros sistemas educativos, permitiendo así la adopción del aprendizaje en línea pocos días después del cierre de los establecimientos educativos. El sector de las tecnologías educativas está creciendo con rapidez, y se prevé que su valor alcance los 285.200 millones de dólares estadounidenses en 2027. Sin embargo, un reciente estudio de UNICEF revela que la educación de, al menos, 463 millones de estudiantes de todo el mundo, se ha visto interrumpida por falta de medios para acceder a la educación a distancia o por la imposibilidad de ofrecer este tipo de enseñanza. Según el informe, en todo el mundo un numero importante de estudiantes tienen acceso limitado al aprendizaje y la enseñanza en línea.

El profesorado afronta obstáculos similares. En una encuesta llevada a cabo recientemente por la Internacional de la Educación —la federación internacional de sindicatos de la educación—, docentes de 94 países señalan grandes diferencias en el acceso a Internet entre el personal docente, en función de si trabaja en zonas rurales/urbanas y ricas/pobres. El profesorado de las zonas urbanas y más ricas dispone de un acceso a Internet considerablemente mayor que el personal docente de las zonas rurales y más pobres.

A menos que estas desigualdades se aborden con urgencia, tendrán consecuencias a largo plazo para docentes y estudiantes por igual.

La encuesta de la Internacional de la Educación a sus organizaciones miembros también revela un dato abrumador: el 45 % de los sindicatos de la educación encuestados declaró que no se les había consultado en absoluto sobre la introducción de las nuevas tecnologías en la enseñanza. Únicamente el 26 % de los 110 sindicatos que respondieron a la encuesta señaló haber recibido consultas sobre la totalidad o sobre numerosos aspectos de la implementación de las nuevas tecnologías educativas.

Más del 70 % de los sindicatos de la educación encuestados destacó igualmente que las necesidades de formación del profesorado sobre tecnologías digitales apenas se satisfacen. El hecho de no dotar al personal docente de las competencias que necesita para enseñar con la ayuda de la tecnología socava gravemente la calidad de la educación.

Resulta alarmante que la participación del profesorado en la gobernanza de las tecnologías educativas sea tan limitada. El 57 % de los sindicatos de la educación encuestados declaró no haber sido consultado por parte de las autoridades acerca de las tecnologías digitales que prefería el personal docente y el personal de apoyo educativo. Y lo que es aún peor, el 74 % de los sindicatos señaló no haber participado en la evaluación del grado de eficacia o idoneidad de las tecnologías digitales o que no existían estructuras o procesos destinados a evaluar estas herramientas.

David Edwards, secretario general de la Internacional de la Educación, ha declarado que: “La digitalización de la educación está estrechamente relacionada con el incremento de la comercialización y privatización de la educación. El resultado es la brecha cada vez mayor en materia de equidad que estamos presenciando en países de todo el mundo. No se debe permitir a las empresas que operen con tan poca supervisión en uno de los sectores públicos más críticos. Hoy, Día Internacional de la Educación, hacemos un llamamiento a que todos los países implementen modelos de gobernanza conjunta para el uso de las tecnologías en la educación basados en una consulta sistemática al personal docente sobre la introducción y la evaluación de estas herramientas”.

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