Argentina: “La educación no es mercancía, es un derecho”

Argentina: “La educación no es mercancía, es un derecho”
Argentina

Secretaria General de CTERA debatió en mesa convocada “En defensa de la educación pública” 

Las rectoras Gabriela Diker y Sandra Torlucci; la titular de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), Sonia Alesso, y la militante juvenil y feminista Ofelia Fernández coincidieron en la necesidad de construir un espacio capaz de evitar el avance del neoliberalismo sobre el sistema educativo. CTERA es afiliada a la Internacional de la Educación América Latina (IEAL).

La construcción de un frente de unidad como estrategia para evitar que siga avanzando la derecha sobre la educación pública fue el punto en donde se encontraron los discursos de las cuatro mujeres que participaron de la mesa “En defensa de la educación pública”, que tuvo lugar el 20 de noviembre por la tarde en el Foro Mundial de Pensamiento Crítico del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). 

Defensa de la Educación 

La rectora de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Gabriela Diker, exigió “redoblar las luchas y salir del consignismo” para defender una educación pública “de calidad”. Su par de la Universidad Nacional de las Artes, Sandra Torlucci, propuso apuntar los esfuerzos de las mayorías “con el único objetivo de pensar un mundo que lejos de dividir logre una vida mejor para todes”. La titular de la CTERA, Sonia Alesso, recordó que “la derecha encuentra claramente cómo juntarse y acumular”, mientras que la tarea del resto es “la unidad del movimiento popular” para “defender la educación del pueblo”. Por último, Ofelia Fernández, dirigente juvenil del Frente Patria Grande, llamó a “asumir el compromiso” de defender el carácter público de la educación y su transformación: “Eso es lo que verdaderamente le molesta a este gobierno”, insistió.  

En la mesa que integró el programa del segundo día del Foro Mundial de Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO, a Fernández la precedieron las dos rectoras y la sucedió Alesso. Cuando tomó el micrófono eligió comenzar por el único punto que la diferenció de todas ellas: la edad. “Tengo 18 años, debo ser una de las más jóvenes en pisar este escenario y eso no es casual”, sostuvo, y se quejó del lugar “bastante nulo” que los y las jóvenes tienen “en clave de educación pública”. “Está claro que tenemos que estar ahí y formar parte de las decisiones, porque si no solo obtendremos miseria”, sostuvo.  

En la tarea de “conquistar la democratización de la educación pública”, la ex Presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Carlos Pelegrini mencionó la “doble tarea” de la comunidad educativa: “En primer lugar, defender la educación en su carácter de pública frente al sistemático intento de desfinanciamiento, exclusión y destrucción de contenidos” porque “nuestra educación no es mercancía, es nuestro derecho”. En segundo, “cuestionarla”. “Muchas veces somos pasivos receptores y nos educan para la obediencia. El pensamiento crítico hoy se ahoga en la educación. Debemos pensar cómo vamos a transformar eso”. Denunció que “las recetas de nuestro conocimiento hoy las escribió el Banco Mundial y no queremos eso. No queremos ser legitimadores del orden vigente, no queremos ser tecnócratas. Queremos otra cosa”, advirtió.  

Se quejó de que las “autoridades, los ministros sobre todo, no han pisado ni mandan a sus hijos ni saben cómo funciona la escuela pública. Y sin embargo nosotras y nosotras tenemos poder de decisión nulo”. A esas mismas autoridades también criticó por pensar políticas “desde los despachos”. Y citó ejemplos: “Así pensaron la política con la que supuestamente nos insertan en el mercado laboral cuando en realidad nos convierte en mano de obra barata de sus empresas” y la “desfinanciación de la educación pública cuando somos nosotras y nosotros los que ponemos los muertos, como pasó con Sandra y Rubén en la escuela de Moreno”. También la falta de aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral. 

Mercantilización y privatización de la educación 

La exposición de Alesso comenzó con una referencia a la joven dirigente, la que cosechó más aplausos en la mesa. “Algo muy bueno hizo la escuela pública si tenemos estos jóvenes como Ofelia y como miles y miles que marchan en cada punto de nuestro país defendiendo la educación pública”. Aquel fue el único festejo de la dirigente. “No traigo buenas noticias”, advirtió inmediatamente después. “Lo que se está aplicando en materia de políticas de educación en Argentina está calcado en cada uno de los países de la región. Son las políticas de ajuste del Banco Mundial, del FMI. Es la mercantilización y privatización de la educación”, puntualizó.  

En ese sentido, apuntó que “los pueblos están peleando, pero los medios hegemónicos en ningún país de América latina lo muestran”. Así que advirtió sobre “el compromiso militante” de quienes participan de esa lucha, de difundir, compartir y distribuir”. “Nuestra tarea es la de la unidad del movimiento popular que debe ser además nacional, feminista y profundamente federal” porque “la derecha no se divide”, sostuvo. “En esa tarea estamos, defendiendo la educación de nuestro pueblo”, aseguró por último.  

Para Diker, que dirige la Universidad Nacional de General Sarmiento, para ejercer esa defensa hay que “redoblar las luchas” y “eludir todo consignismo”. “No nos podemos dar el lujo de sostener consignas. Consignas usan ellos”, en relación a aquellos que organizan y participan en foros “donde se plantea todo lo contrario” a la defensa de la educación pública. “Tenemos que responder con evidencia y pensamiento, denunciando que hay políticas educativas para los medios que no son iguales a la realidad, la de las escuelas que estallan, la de los precarios salarios docentes, la de las bajas y recortes de presupuesto, la de protocolos policiales y represivos contra movimientos estudiantiles y la del ingreso de fuerzas policiales en campus universitarios”.  

En ese sentido, llamó a “profundizar los principios, volver a pensar una y otra vez lo que pensábamos, asumir las tensiones y contradicciones que históricamente ha mostrado la educación pública” para ejercerla como “la herramienta más poderosa de producción de igualdad”. “El pensamiento, el conocimiento está de nuestro lado: usémoslo”, invitó.  

La rectora de la UNA, Torlucci, tomó la crítica a las consignas de Diker y respondió con otra: “El amor vence al odio”. “No es una consigna sino un concepto político filosófico”, postuló tras plantear el desafío de la academia en la defensa de la educación pública: “La academia tiene que ser capaz de deconstruir jerarquías. Ese uno por ciento que se lleva la riqueza es el único otro con el que no podemos conciliar. El resto, el 99 por ciento, debe estar unido con un único objetivo: el de pensar un mundo que lejos de dividir logre una vida mejor para todes”.