Escuelas y cultura digital: no solamente una cuestión de brechas

Escuelas y cultura digital: no solamente una cuestión de brechas

Adelanto de la quinta conferencia del ciclo Cultura digital y educación, de la IEAL y la UNIPE

La investigadora y docente universitaria Inés Dussel nos presenta el texto sobre “escuelas y cultura digital: no solamente es cuestión de brechas”, tema que abordará el lunes 25 de octubre en la quinta fecha del Ciclo de conferencias sobre Cultura digital y educación, organizado por la Internacional de la Educación América Latina (IEAL) y la Universidad Pedagógica Nacional de Argentina.

Introducción: 

Hay pocas dudas de que lo digital ha transformado las sociedades, y que penetra cada vez más áreas de nuestras vidas: las formas de relacionarnos, la producción y circulación de saberes, las formas de consumo, las identidades, las sexualidades. Un rasgo impactante es que todo eso está pasando muy rápido: cuesta creer que hace sólo veinte años no existían Whatsapp, Instagram, Google o TikTok. Estos cambios arrolladores, en apariencia irreversibles, a veces opacan los actores e infraestructuras que los hacen posibles; por ejemplo, a diferencia de lo que sostienen las empresas tecnológicas, las tecnologías digitales no son artefactos o plataformas neutrales que simplemente “impactan” en la sociedad, sino que son conglomerados que tienen sus propios sesgos, jerarquías e intereses, y que interactúan con los usuarios de maneras diversas. Tienen grandes ventajas en la rapidez e inmediatez de la comunicación y la información, dan visibilidad a muchos fenómenos plurales y permiten nuevos activismos y movilizaciones, pero hay otros aspectos menos luminosos de estos desarrollos que también hay que estudiar. Estas empresas son a esta altura más poderosas que casi todos los estados nacionales, y estar incluidos digitalmente tiene el costo de someternos a sus dictados y de una creciente pérdida de autonomía y de intimidad en nuestras interacciones.

En términos de los saberes, también hay transformaciones significativas que son igualmente complejas y sobre las que hay que construir posición desde el campo crítico y desde las instituciones educativas. Internet es probablemente el archivo cultural más grande y diverso que haya existido en la historia humana, pero no deja de ser frágil y precario tanto por el volumen para-humano como por la continua renovación tecnológica, que puede provocar que no podamos leer materiales de hace una década. Pero quizás sea más preocupante otra tendencia, la de delegar en los algoritmos buena parte de las operaciones de conocimiento. Hoy confiamos en que las listas que aparecen en una búsqueda de información sean buenas, sin cuestionar que se organizan a partir de lo más popular o más visto, o incluso a partir de estrategias comerciales que pagan para aparecer arriba en el orden. En las investigaciones que desarrollé en instituciones mexicanas y argentinas, pude observar dos fenómenos relevantes: un desplazamiento de la investigación hacia la búsqueda de información, delegando los procesos de conocimiento en los algoritmos de las plataformas, y un privilegio de los lenguajes audiovisuales como modo de promover la auto-expresión y de capturar la atención en una nueva economía atencional que la vuelve cada vez más esquiva. Estos fenómenos se volvieron aún más destacados durante la pandemia, momento que evidenció la precariedad y desigualdad de la infraestructura tecnológica y las limitaciones de las estrategias pedagógicas, muchas veces centradas en distribuir información y tareas sin proponer otros modos de construcción del conocimiento. Si bien algunos de estos cambios tienen la potencialidad de ampliar lenguajes y repertorios culturales, en las condiciones actuales de capitalismo cognitivo, desigualdad social y debilidad democrática, estos desplazamientos generan dudas e inquietudes sobre el futuro de las formas de conocer y la cultura común.

¿Qué podríamos pensar desde las escuelas ante este panorama? Es claro que acceder a dispositivos tecnológicos es importante, pero también que no es suficiente. Junto con el equipamiento y la conectividad, es fundamental promover una alfabetización digital crítica que permita aprovechar lo que ofrecen hoy las tecnologías digitales pero que mantenga una actitud reflexiva sobre los costos del avance de las plataformas digitales en términos de nuestra autonomía intelectual y afectiva y de la soberanía económica y política colectiva e individual, así como de sus efectos en la vida democrática. También es central poder profundizar en las pedagogías digitales, para no reducir la enseñanza al dominio de programas informáticos que pronto serán obsoletos, sino más bien invitar a adentrarse en la lógica de la programación y en el estudio de las plataformas y los medios como nuevos actores y soportes de la experiencia humana. Las políticas de equipamiento y pedagógicas tienen que afirmarse en la igualdad de derechos y en una construcción colectiva que busque equipar a las nuevas generaciones para participar mejor y de manera plena en un mundo complejo y heterogéneo, y para construir futuros más democráticos y justos.